domingo, 1 de abril de 2012

EPÍLOGO.

“¿El camino que se elige es siempre el correcto? Lo correcto está en la elección, no en el acierto”. Jorge Bucay

No he pegado ojo en toda la noche, se ha acabado un sueño y como tal, después de la euforia y alegría por haberlo realizado, viene la tristeza, tristeza por el final de algo que has puesto ilusión, te das cuenta que en realidad, lo importante no es la meta, sino el camino que te lleva a ella, piensas que debería de haber durado más días, días eternos, y piensas "la vida sería tan maravillosa si supiera que hacer con ella constantemente". Así me siento yo, sin saber qué hacer, en un mar de dudas, quisiera hacer miles de cosas y no sé por dónde empezar, pero al final de todos los pensamientos de nostalgia y melancolía que trae el final de un Camino, se puede ver una flecha que te indica, que el Camino no ha terminado, al contrario, acaba de empezar un nuevo Camino, hazte una promesa, sueña con él, porque si realmente crees en él y luchas se hará realidad. Con este pensamiento me quedo, con él paseo por las calles empedradas del Apóstol, con él me monto en el autobús, y con él viajaré hasta que lo cumpla.
P.D. Que lugar más particular son las estaciones de autobuses, despedidas y encuentros, abrazos y besos, lágrimas y risas, dentro de las ciudades se encuentran pero se mantienen aisladas de ellas y sus sentimientos negativos como odio, envidia o desprecio, es allí donde muchas historias acaban y muchas otras comienzan.

He recorrido España de Sur a Norte. 1.365 kilómetros. Recorrido orientativo.
¿Porqué viajar en solitario?
- La primera, y para mí más importante, es evidente. Todo viaje es en realidad un viaje interior. Cuando uno viaja solo esta afirmación cobra todo su sentido y el viaje se convierte en una experiencia única e íntima. Viajar solo es profundamente enriquecedor y contribuye al crecimiento interior. Uno es su propio compañero de viaje y forzosamente desarrollará un dialogo interno muy útil a la hora de conocerse a sí mismo. Descubriremos nuevos aspectos de nuestra personalidad, no necesariamente positivos, que nos ayudarán en nuestra evolución vital. Creo que reencontrarnos con nosotros mismos es la mejor razón para viajar en solitario.
- Tendremos una perspectiva del mundo muy diferente y a menudo más interesante. Nos sentiremos de alguna forma espectadores del teatro de la vida, y haremos reflexiones que jamás podríamos tener en compañía. Viajar solo supone romper nuestra posición vital y cotidiana en el mundo, lo que a menudo es un gran estímulo emocional e intelectual.
- Descubriremos habilidades y facultades que nos eran desconocidas. Nos daremos cuenta de que somos más autosuficientes de lo que pensábamos, lo que nos dará más seguridad en nosotros mismos y aumentará nuestra autoestima. También conoceremos mejor nuestros límites y aprenderemos a aceptarlos, lo cual es especialmente útil a la hora de evitar frustraciones.
- La sensación de libertad. Podemos tomar las decisiones que queramos sin depender de nadie y sin dar explicaciones: levantarnos cuando nos dé la gana, perder más o menos tiempo en uno u otro sitio, ir a nuestro ritmo, comer y dormir cuando y donde queramos, equivocarnos sin miedo a las críticas, no tener que hacerse esperar, etc. En fin, ser libre es una ventaja impagable.

El viajero vuelve al camino:
"El fin de un viaje es
sólo el inicio de otro.
Hay que ver lo que no se ha visto,
ver otra vez lo que ya se vio,
ver en primavera lo que ya se vio en verano,
ver de día lo que se vio de noche,
el fruto maduro,
la piedra que  ha cambiado de lugar,
la sombra que aquí no estaba.
Hay que volver los pasos ya dados,
para repetirlos y para trazar caminos nuevos a su lado.
Hay que comenzar de nuevo el viaje.
Siempre.
El viajero vuelve  al camino."

Puerta Santa, Catedral Santiago.

Mi fiel compañera, un 10 para ella.

Tumba de Santiago Apostol.

Abrazo a Santiago Apostol.

Esperando el autobus.

No hay comentarios:

Publicar un comentario